miércoles, 24 de noviembre de 2010

PIEDRAS DE ICA

En un lugar de Perú, en un desierto blando y pedregoso del Departamento de Ica, un médico peruano descubrió la más estremecedora, rotunda y completa prueba de la existencia de otra civilización que pobló el planeta no hace miles, sino millones de años. Esta vez y para asombro de muchos se traba de pruebas materiales, miles de pruebas.

Corría el mes de Mayo del año 1.966. Al consultorio del doctor Javier Cabrera, situado en la Plaza de Armas del pueblo de Ica, llegó su amigo Félix Llosa Romero, llevándole un regalo. Se trataba de una piedra ovalada, de color negruzco y aristas redondeadas; tenía grabada en una de sus caras la imagen de un extraño pez y su peso era mayor del que, a primera vista, correspondía a su tamaño. "Quedará muy bien como pisapapeles en tu escritorio", dijo Llosa, también le dijo que su hermano poseía una gran colección, proveniente del caserío de Ocucaje, donde un "huaquero" (campesino que realiza excavaciones arqueológicas clandestinas) las extraía por docenas.
El doctor Cabrera descarta con firmeza la posibilidad de que las piedras hayan sido grabadas por los incas. En primer lugar porque las piedras son muy anteriores al período en que los incas vivieron en Perú y, además, porque las piedras dan fe de conocimientos tecnológicos que los incas nunca poseyeron.
En su enorme colección, el doctor Cabrera ha clasificado las piedras en diversos grupos, según los símbolos que presentan. Hay series que tratan de temas técnicos, otras de temas médicos, geográficos, antropológicos, zoológicos, etc. Hay series de piedras que describen con todo detalle la evolución de los dinosaurios, desde el huevo hasta la completa madurez; otras que relatan las incidencias de complejas intervenciones, y otras que explican con todo detalle cómo era el planeta Tierra antes de las grandes convulsiones geológicas que le imprimieron su conformación actual.

LAS SERIES

-SERIE DE MEDICINA. En esta serie se explica como dicha civilización practicaba trasplantes de corazón, de cerebro, de riñón, de hígado, etc. La humanidad cliptolítica parecía haber resuelto el problema del rechazo en los trasplantes de órganos, además, aparecían cesáreas y partos con acupuntura. Sabían del trasplante de las claves genéticas y de la conservación de los cuerpos, una vez consumadas las operaciones de trasplante.También aparecían los sistemas electrónicos que controlaban las más vitales funciones biológicas, mientras éste permanecía en la mesa de operaciones.
-SERIE ASTRONOMICA. Grabaron las trece constelaciones hoy conocidas por la humanidad. También conocían lugares de el firmamento donde según esta remota humanidad existía vida vegetal, animal o inteligente además, aquella civilización grabó el paso de un cometa que muchos millones de años después iba a ser visto por el ser humano, el llamado hoy "kohoutek".
-SERIE DE ASTRONAUTICA. Según estos grabados habían conseguido salir al espacio, ya que aparecen pájaros mecánicos a cuyos lomos surcaban los aires estos seres. En esta biblioteca se mostraba los sistemas empleados por el hombre de entonces para vencer la gravedad, para salir al cosmos sin necesidad del combustible y de la fuerza que hoy precisan nuestros cohetes.
-SERIE SOBRE ANIMALES PREHISTORICOS
Se puede ver las figuras de estos hombres de grandes cráneos y pequeña estatura que persiguen y matan los más diversos tipos de dinosaurios: stegosaurus, triceratops, iguanodontes, etc. Muestran los ciclos biológicos de estos saurios prehistóricos. ¿por qué desaparecieron súbita y totalmente de la faz de la tierra?.
-SERIE SOBRE ANTIGUOS CONTINENTES
Según estas piedras los continentes poco o nada tienen que ver con la distribución actual, entre ellos podían incluirse dos míticos continentes como la Atlántida y Mú.
-SERIE SOBRE LA SALIDA DEL HOMBRE DE LA TIERRA
El hombre del mesozoico dejó testimonio de su gran marcha o salida del planeta, aquella civilización olvidada grabó la partida de la tierra del grupo de los "elegidos", rumbo a un planeta concreto de lo que entonces era considerado como una constelación más: Pléyades.
-SERIE SOBRE UN GRAN CATACLISMO
Hay un anuncio en las piedra sobre la proximidad de un formidable cataclismo, fruto de un desequilibrio que provocaría dicha humanidad, dos de las tres lunas que aparecen en muchos grabados cayeron sobre la tierra, originando el caos y la destrucción de esta humanidad. La clave de esta destrucción puede estar en las pirámides representadas y que fueron construidas para captar, transformar y distribuir la energía electromagnética que rodeaba y rodea nuestro mundo.
-SERIE DE FLORA, FAUNA Y RAZAS DEL PLANETA
La humanidad de la era secundaria grabó sus conocimientos sobre evolución, ciclos biológicos, etc, de los animales que poblaban la tierra en aquellos tiempos, además de aparecer animales desconocidos para el hombre de hoy, aparecen otros como los canguros que no son oriundos del continente americano. Además de animales aparecen plantas y flores hoy extinguidas.
El doctor Cabrera ha bautizado a las piedras con el nombre de "gliptolitos" y califica a quienes las grabaron de "humanidad gliptolítica". A partir de sus interpretaciones de los dibujos grabados en las piedras afirma que esa humanidad gliptolítica fue creada por una raza superior que llegó a la Tierra desde algún lugar del cosmos. Al llegar a nuestro planeta, esa raza no halló vida inteligente, y decidió crearla a partir de un primate emparentado con el lemur, llamado notharcus, que se extinguió hace 50 millones de años.
En su libro El mensaje de las piedras grabadas de Ica (Inti Sol editores, Lima, 1.976), afirma: "Mediante el trasplante de códigos cognoscitivos a unos primates que pertenecían a un tipo de primate muy inteligente generaron hombres." Aparentemente, las piedras dicen que había varias categorías humanas: los de mayor poder cognoscitivo son los que el doctor Cabrera denomina "hombres reflexivos y científicos", por encima de los cuales se situaban, por supuesto, sus creadores, los hombres llegados del cosmos.
Uno de los elementos que confirman la creencia del doctor Cabrera es una piedra donde está labrado un mapa del mundo tal como era en el período terciario (esta piedra está representada en la portada de su libro, reproducida en página 461). Allí, la forma y la disposición de los continentes es completamente diferente de la actual, y considerando que la geología no supo hasta fines del siglo XIX y principios del XX que los grandes cataclismos de fines del terciario habían provocado cambios espectaculares en la forma y disposición de los continentes, el doctor Cabrera sostiene que esa piedra sólo pudo ser labrada por hombres que vivieron en un planeta con esa configuración y que, además, poseían los medios técnicos necesarios para recorrerlo y observarlo desde grandes alturas.
Las teorías del doctor Cabrera no han encontrado demasiado eco en la comunidad científica. Algunos de sus adversarios han llegado a asegurar que Basilio Uchuya, el huaquero que ha proporcionado la mayor parte de las piedras al doctor Cabrera., es el único artífice de las mismas; según esta teoría, Basilio las graba, untándolas después con betún de los zapatos y quemándolas para darles una falsa pátina de antigüedad. Esta ingeniosa teoría no tiene en cuenta la edad de Basilio ni el tiempo que requiere fabricar una de estas piedras. El huaquero podría haber hecho, en toda su vida, unas 10.000; ¡pero se acercan a las 40.000 las que se han catalogado hasta ahora, y cientos de miles las que se suponen aún enterradas!.
No obstante, el doctor Cabrera no carece por completo de apoyo. El francés Chanoux, en su obra Enigma de los Andes, aseguraba que las piedras de Ica podrían ser "la biblioteca de los Atlantes que han existido hace 50 millones de años". El periodista español J. J. Benítez, en su libro "Existió otra humanidad" (Plaza y Janés, Barcelona, 1.977), hablaba del hallazgo de dos cerros artificiales que recubrían un pavimento de piedras grabadas, en un lugar cercano a Palpa (Perú) hacia el cual parecen apuntar nada menos que las líneas de nazca.


lunes, 15 de noviembre de 2010

LÍNEAS DE NAZCA


Todo comenzó en 1.927 cuando un famoso arqueologo llamdo Mejia Xespe, fue informado sobre la presencia de unos misteriosos jeroglificos o lineas trazadas sobre el suelo de la costa peruana. A pesar de lo interesante que era el tema, no se le dedicó mayor atención que el de clasificar el descubrimiento para su posterior estudio.

Pero fue ese mismo año, que llegó a Perú otro investigador, el doctor Paul Kosok, quien se mostró muy atraído por estas expresiones precolombinas, cuando en uno de sus primeros recorridos por el sur del país, al detenerse en lo alto de una meseta, pudo observar extensas líneas multiformes en ambos lados de la carretera, cerca de las montañas.
Grande fue su asombro cuando Kosok, el mismo día del descubrimiento, al proyectar los trazos en su tablero de aquellos supuestos caminos, pudo ver que uno de los dibujos adquiría la forma inconfundible de un pájaro en pleno vuelo.
Pero ¿había encontrado la llave del enigma? Kosok entendió que se hallaba silenciosamente esparcido en estos dibujos lo que podía constituir el Libro de Astronomía más Grande del Mundo.
Estas misteriosas líneas, se extienden en un perímetro de 50 kilómetros de longitud y 15 kilómetros de ancho, y en este citado perímetro están comprendidas cuatro pampas: Palpa, Ingeni, Nazca y Socos, localizadas entre los kilómetros 419 y 465 de la carretera Panamericana Sur. El suelo de aquella región, que además es una de las más secas y deserticas del mundo, es de color marrón, pero bajo esta primera capa se esconde otra de color amarillo, asi que cuando se camina por aquellos lugares una pisada deja una extraña y duradera mancha blanca que no deja de ser misteriosamente inquietante.
En 1946, Kosok regresó a su país no sin antes sugerir a María Reiche, que le había asistido en las investigaciones, continuar con el estudio de los dibujos que él había empezado a descifrar.
María dedicaría su vida a esa labor. Según M. Reiche suman más de treinta los geoglifos hasta hoy encontrados en las Pampas de Nazca. Se trata de animales marinos y terrestres, figuras geométricas y humanas. Entre los geoglifos de mayor tamaño están un pájaro de casi 300 m, un lagarto de 180 m, un pelícano de 135 m, un cóndor de 135 m, un mono de 135 m y una araña de 42 metros.
Estas dimensiones son motivo de admiración. Reiche comenta que "hay un ave tan grande que uno puede colocarse en la punta de una de sus alas y no se puede ver ni la cabeza, ni la otra ala, sólo es posible percibir unas pocas líneas sobre el suelo, se tendría que sobrevolar el área para poder apreciarla en su conjunto". Por el contrario, la figura más pequeña encontrada hasta el momento es un espiral que tiene un diámetro de 3 metros.
Entre los diseños de los animales que se perciben en Nazca figuran: una ballena, un perro con patas y cola largas, dos llamas, diversas aves como la garza, la grulla, el pelícano, la gaviota, el colibrí y el loro. En la categoría de reptiles, un lagarto, que fue cortado al construirse la Panamericana Sur, una iguana y una serpiente. Por otro lado se encuentran las imponentes figuras del mono, la araña y el caracol, entre otros.

LOS MISTERIOS

Han surgido multitud de conjeturas. Muchas razonadas antropológica e históricamente hablando, otras bordeando la ficción como la de Von Daniken, quien en su libro "La respuesta de los dioses", llega a afirmar que se podia tratar de señales y pistas de aterrizaje para naves extraterrestres.
Lo que si es cierto es que muchos siglos antes del surgimiento del Imperio Inca, se construyeron y realizaron las misteriosas líneas de Nazca.
Las atrevidas teorías de Von Daniken, han dado pie a otras derivadas de la inicial ya que algunos estudiosos han creido ver la figura de un hombre volando, y aquí comienza el ciclo de elucubraciones sobre los astronautas. Y eso quizá sea una traspolación de viejas leyendas del lugar que nos hablan de unos misteriosos y diabólicos hombres lechuza. Ya que en este aspecto, a parte de raras y enigmáticas leyendas populares se tienen pruebas palpables debido a la ceramica Nazca.
Pero M. Reiche, las define como el extraño testimonio y legado de las antiguas culturas peruanas: "Las líneas de las Pampas de Nazca son nada menos que una historia documental de la ciencia y de los hombres de ciencia del Perú prehispánico. En ella se encuentra registrada una tradición científica en donde los antiguos peruanos desarrollaron un abecedario para anotar los más importantes acontecimientos astronómicos de aquellos días. Las Pampas de Nazca son las páginas de un libro escrito con este extraño alfabeto". Las líneas de Nazca son el testimonio gráfico de la forma como aquellos seres superiores dominaron la relación entre los fenómenos celestes y nuestro planeta.
Lo que si se sabe es que los antiguos Nazcas realizaban extrañas y enimáticas ceremonias mágico-religiosas en diversas épocas del año. Y que se tiene tambien que asumir que los Nazcas estudiaban el cosmos desde aquellos parajes y lograron una maestría en establecer la relación cósmica entre los fenómenos celestes y el planeta tierra.


domingo, 14 de noviembre de 2010

MACHU PICCHU


En sus primeras expediciones por los Andes, Hiram Bingham oyó hablar de una ciudad perdida, al noroeste de Cuzco, que los conquistadores nunca habían conseguido encontrar. Bingham siguió muchos senderos, pero al final de ellos sólo encontró chozas en ruinas.
En julio de 1.911, Bingham en compañía de dos amigos científicos, algunos ayudantes indios y un sargento de policía, como escolta, comenzó a ascender el cañón del Urubamba. Durante tres días, mientras los indios iban abriendo un camino por la selva, fueron subiendo trabajosamente por sendas casi impracticables.

Una mañana apareció en su campamento un campesino que les refirió un relato sobre ciertas ruinas que yacían en la cima de la montaña al otro lado del río. El 24 de julio era un día frío y lluvioso, y los compañeros de Bingham estaban exhaustos, sin ánimos de continuar la ascensión. Bingham, que no tenía muchas esperanzas, logró convencer al campesino Melchor Arteaga y al sargento Carrasco para que le acompañaran.
Primero cruzaron el río, mediante un frágil puente construido por los indios y atado con ramas. Después, subieron la ladera a gatas.
Por fin, después de una ascensión agotadora de más de 700 metros, llegaron a una choza de paja, donde dos indios que allí había les ofrecieron agua fresca y patatas hervidas, y les dijeron que justo a la vuelta había unas viejas casas y muros.
Bingham dio la vuelta a la colina y se quedó maravillado con el espectáculo que tenía ante sus ojos. Primero vio cerca de cien terrazas de piedra escalonadas, admirablemente construidas, que medían centenares de metros: una especie de granja gigantesca que cubría la ladera y se alzaba hacia el cielo. Todo ello se encontraba medio oculto por un espeso entramado de árboles y matorrales, infestado de serpientes.
Uno de los descubrimientos más importantes realizado por Hiram Bingham fue el hallazgo de los muros de una mansión, primorosamente tallados, que tienen tres ventanas que miran hacia el sol naciente, tal como la legendaria casa real de donde se dice que partió el primer inca para fundar su dinastía.
No se sabe cuántos siglos antes, ejércitos de albañiles habían construido estos muros, cortando las rocas y transportándolas a mano. Otros tantos obreros habrían llevado hasta allí, quizás desde el valle inferior, toneladas de tierra, para convertir aquel lugar, que aún hoy es fértil, en cultivable. Detrás de las terrazas, parcialmente escondidas por la maleza, había más maravillas.
Tal vez la mayor joya arquitectónica que encierra Machu Picchu sea su conjunto de muros inclinados. En lo alto de la ciudad, donde se cree que los incas rendían culto al Sol, los distintos templos, que constituyen uno de los ejemplos más admirables de sillería primitiva que existe en el mundo, representan el trabajo de generaciones de maestros artesanos.
No hay dos piedras iguales; cada una fue tallada para ocupar un determinado lugar, con ángulos caprichosos y protuberancias meticulosamente labradas que encajan unas con otras, como si se tratara de las piezas de un rompecabezas.
En diversos puntos arrancan escalinatas laterales. Algunas escaleras de seis, ocho y diez peldaños, que conducen a un palacio, fueron talladas con su balaustrada de un solo bloque de granito. El sistema de abastecimiento de agua está formado por una ingeniosa procesión de fuentes que divide irregularmente la ciudad desde la parte superior hasta la inferior. El agua era conducida por una serie de acueductos de piedra desde los manantiales, que se encuentran a unos dos kilómetros de distancia, en la montaña hasta las fuentes de la ciudad a través de un complejo sistema de orificios practicados en los gruesos muros de granito.
En la construcción no se empleó argamasa; sin embargo, la unión entre dos piedras es tan perfecta que no se puede introducir ni la hoja de un cuchillo. Las principales calles de la ciudad forman escaleras; hay cerca de un centenar, entre grandes y pequeñas. La avenida central va en escalones consecutivos desde el nivel inferior, pasando ante docenas de casas, hasta la cima de la ciudad.
Algunos investigadores suponen que fue edificada cien años antes de la conquista de Perú por Francisco Pizarro, pero otros creen que su origen es mucho más antiguo. La espléndida arquitectura de sus edificios indica que allí vivían personas de la realeza.
En las fosas del cementerio se descubrieron 173 esqueletos, de los que 150 pertenecían a mujeres. Se cree que, a raíz de la caída del Imperio Incaico, algunas supervivientes, conocidas como las Mujeres Elegidas, huyeron a este retiro para ponerse a salvo de los conquistadores españoles y allí vivieron hasta su muerte.
Una de las razones por las que Machu Picchu continúa siendo un misterio es porque los Incas carecían de escritura. Nuestros únicos conocimientos sobre su civilización nos llegan a través de las crónicas escritas durante la conquista de Perú, pero en ninguna de ellas se menciona nada sobre esta fortaleza inca, lo cual demuestra que los conquistadores nunca llegaron a descubrirla.

jueves, 11 de noviembre de 2010

ISLA DE PASCUA



Pascua es una pequeña isla de aproximadamente 80 kilómetros cuadrados, del Océano Pacífico en la Polinesia, ubicada a 3.760 km de la costa de Chile, país al que pertenece desde 1888, y es famosa por las gigantescas efigies de piedra, conocidas también como moai. Su nombre indígena es Rapa-Nui, o también se le conoce como Marakiterani o ''los ojos que miran al cielo".

Los moai son figuras de piedra de enormes dimensiones con forma humana cubiertas con algo que parece un sombrero cilíndrico. Las gigantescas cabezas sobresalen del árido suelo, tienen las orejas largas y grandes, y miran hacia el sol como esperando la llegada de algo o alguien, de manera algo altanera.
Fue descubierta la tarde del Domingo de Pascua de 1.722 por el marino holandés Jacob Roggeveen. Ese mismo día, la expedición de Roggeveen partió, no sin antes hostigar a los nativos de la isla, debido a que los indígenas se encargaron de robarles algunas de sus pertenencias, entre ellas muchos... ¡sombreros!.
En 1.770 el español don Felipe G. Ahedo desembarcó en la isla y tomó posesión de ella en nombre del rey de España, llamándola: San Carlos, nombre que después fue olvidado y retomó el de Pascua.
Después, en 1.774, el capitán inglés James Cook visita la isla y halló restos de antiguos e inteligentes pobladores, debido a sus construcciones, caminos pavimentados, instalaciones portuarias y numerosas aldeas que fueron hechas a base de piedra.
En la isla existen diferentes grupos de estatuas:
- Doscientas setenta y seis hacen guardia en las laderas del volcán.
- Trescientas están derribadas sobre los ahus que rodean los altos acantilados de la isla.
- Otras están a lo largo de antiguos caminos.
- 80 quedaron sin terminar.
Algunas que estuvieron montadas sobre plataformas funerarias son bustos enormes, sin piernas y a veces alcanzan los 10 metros de altura y 7,6 metros de diámetro y pesan 20 toneladas, tienen un cilindro, un rojo copete de 1,8 x 2,4 m y se supone que estos "sombreros" fueron extraídos del cráter del volcán Rano Roi.Se diferencian de las otras por tener los ojos abiertos y estar mirando a la tierra, de espaldas al mar.
Las estatuas que impresionan son las que están en las laderas del Rano Raraku. Sus narices se vuelven hacia arriba y sus delgados labios se proyectan hacia adelante en un gesto de burla y desdén. Carecen de ojos y las proyecciones descendentes a los costados pueden representar orejas alargadas o una prenda para la cabeza. La más grande es de veintidós metros y la más pequeña de tres.

Los primeros pobladores

Robert Longdon, un inglés, afirma que los primeros en llegar fueron unos navegantes enviados por el faraón egipcio Ptolomeo III.
Una de las teorías que más predomina, es que Pascua fue poblada en el siglo V por polinesos procedentes de Asia. Que para descubrir la remota isla de Pascua tuvieron que navegar casi hasta la Antártida a fin de encontrar la corriente meridional y evitar la corriente de Humboldt que fluye hacia el oeste.
Otra teoria dice que para el siglo IV d.C. llegó una tribu al mando de un rey llamado Hotu-Matua, quienes tenían técnicas bastante desarrolladas para esculpir la piedra. Una de las características también del Perú.
Thor Heyerdahl defiende ésta última. En 1947 hizo un viaje desde Perú, que duró 102 días, hasta llegar al archipiélago Tuamotu. Heyerdahl sostenía que los navegantes americanos eran blancos caucásicos, inmigrantes no identificados del Mediterráneo, los "hombres blancos barbados", que habían construido la ciudad de Tiahuanaco a 3800 metros de altura en los Andes. Ellos habían viajado mas de 3.000 km. hacia la isla de Pascua donde erigieron cientos de gigantescas estatuas de piedra que representaban a los crueles y desdeñosos antepasados caucásicos.
El entonces alcalde del lugar, don Pedro, un hombre de cabello rojizo, contó al investigador noruego el por qué era diferente a los demás: era descendiente de los "orejas largas", los supuestos antiguos pobladores de la isla. Eran llamados así porque colgaban pesas del lóbulo de sus orejas para alargarlas. Provenían del Perú.
Existían además los "orejas cortas", polinesios provenientes del Oeste. Los primeros tenían o creían tener un origen divino y esclavizaron a los segundos, quienes se ocupaban de las labores más pesadas. Pero un buen día los "orejas cortas" se revelaron contra sus amos y los echaron a una zanja que habían hecho. Sólo quedó con vida uno de los "orejas largas", del cual descendía el alcalde. Heyerdahl efectivamente encontró restos humanos en donde supuestamente fueron enterrados los "orejas largas".
En los años 30 el astrólogo francés Dom Neroman afirmaba que la isla estuvo poblada por una civilización de origen hindú que estaba instruida en los secretos del Cosmos, conocía además un sistema capaz de crear en el planeta polos positivos para atraer ondas benéficas y polos negativos para hacer lo contrario.
Henry Lavachery, sostenía que la isla tuvo una especie de escuela de estrellas, en donde enseñaban a los elegidos sobre los peligros y beneficios de los astros y sus visitantes.
Thor Heyerdahl, por su parte, en su expedición también descubrió una especie de observatorio solar en la cumbre del volcán Rano Raraku, donde se hallaron gran cantidad de estatuas.
En los sesenta William Mulloy afirmó que: "la isla de Pascua es uno de los lugares más aislados del mundo, y sin embargo, con una población que nunca superó los cuatro mil habitantes, encontraremos contrastes de complejidad cultural, textos que no están relacionados con ningún material escrito exterior, una política capaz de planificar y coordinar las obras públicas, un sacerdocio organizado y un interés en fenómenos celestes como los equinoccios y los solsticios". Según Mulloy, la isla de Pascua estuvo habitada, hace milenios por seres no terrestres, quizás mucho antes de los "orejas largas".
¿Estamos hablando de seres venidos de otras galaxias?
Quizá, pues muchas leyendas locales hablan de que un día al año, el sol penetraba hasta el interior de las cabezas como una especie de rayo que les daba vida y eran conducidas al lugar asignado, de ahí que cuando se les pregunta a los pobladores "¿cómo fue que las efigies llegaron a ese lugar?", ellos únicamente responden "a pie".
Parece que esperan la llegada de alguien ¿del mar?, ¿del cielo? Los mismos indígenas aseguran que fueron transportadas por naves que volaban.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

LEYENDA HOPI

Los indios hopi pertenecen al grupo de antiguos habitantes de la meseta central de los Estados Unidos.
Sus costumbres y tradiciones se adentran en lo más profundo de la prehistoria, pero no en su actual emplazamiento, sino en un lejano territorio que los hopi llamaban "Kasskara", y que fue víctima de guerras y cataclismos que apunto estuvieron de exterminar a toda su raza.

De acuerdo con la tradición hopi, la historia de la Humanidad está dividida en períodos que ellos denominan "mundos", los cuales están separados entre sí por terribles catástrofes naturales: el primer mundo sucumbió por el fuego, el segundo por el hielo y el tercero por el agua. Nuestro actual mundo, que es el cuarto según sus profecias, está tocando a su fin, y dará paso a un nuevo mundo en un futuro no muy lejano. En total, la Humanidad deberá recorrer siete periodos.
Los indios hopi afirman que sus antepasados fueron visitados por seres procedentes de las estrellas que se desplazaban en escudos volantes o pajaros tronantes, y dominaban el arte de cortar y transportar enormes bloques de piedra, así como de construir túneles e instalaciones subterráneas. Estos salvadores eran los "katchinas", que significa "sabios, ilustres y respetados".
Los katchina lograron poner a salvo a su pueblo de uno de estos cataclismos, y de ellos aprendieron a observar las estrellas, cortar raíces, aplicar leyes y una larga lista más de actividades. Se multiplicaron como pueblo, y de ellos surgieron nuevos clanes y naciones que se extendieron por toda América.
Los katchinas ayudaron a los elejidos a trasladarse a nuevas tierras. Este hecho marcó el fin del tercer mundo y el comienzo del cuarto. La población, de acuerdo con el recuerdo tradicional de los hopi, llegó a la nueva tierra por caminos diferentes: los seleccionados para recorrerla, inspeccionarla y prepararla, fueron llevados allí por aire, a bordo de los escudos de los katchinas. El gran resto de la población tuvo que salvar la enorme distancia a bordo de barcas.
Es preciso aclarar que, desde el primer mundo, los humanos estaban en contacto con los katchinas. Se trataba de seres visibles, de apariencia humana, que nunca fueron tomados por dioses sino solamente como seres de conocimientos y potencial superiores a los del ser humano.
Eran capaces de trasladarse por el aire a velocidades gigantescas, y de aterrizar en cualquier lugar. Dado que se trataba de seres corpóreos, precisaban para estos desplazamientos unos artefactos voladores que recibían diversos nombres.
Hoy en día los katchinas ya no existen en la Tierra.
Un día los katchinas les dejaron, regresaron a las estrellas y los pueblos olvidaron las enseñanzas de sus maestros. Los hopi como fieles seguidores de las tradiciones de sus antedecesores, continúan esperando el regreso de sus maestros para cuando termine el mundo actual.
A la espera de este ansiado regreso, los hopi han venido fabricando rigurosamente con el mismo diseño generación tras generación, unas máscaras y muñecos que al igual que sus maestros llaman katchinas. Estos muñecos portan extrañas indumentarias y cascos, así como reprersentaciones de animales con una fuerte connotación simbólica, para resaltar el carácter individual de los verdaderos katchinas o maestros a quienes representan.
También estos muñecos son la forma idónea de que los niños jueguen, no se asusten y reconozcan a los katchina cuandos estos regresen de nuevo.
Según los hopi, las primeras señales proféticas para que esto suceda ya están apareciendo.

martes, 9 de noviembre de 2010

LA ATLÁNTIDA

La Atlántida siempre a significado un misterio y una verdad para muchos investigadores, una fabula o cuento para otros. Son muchos los relatos antiguos que describen a una poderosa civilización, que tras haber sido destruida por algun tipo de cataclismo, emigro a otras tierras, fundado varias de las importantes civilizaciones hoy descritas y aun investigadas por la Historia y la Ciencia.
"... Érase una isla de nombre Atlántida, amplia, hermosa y opulenta. Situada frente a los estrechos llamados columnas de Heracles (Estrecho de Gibraltar). La isla era mayor que Libia (la India) y Asia juntas... sus casas tenían tejados de oro, con barcos y ejércitos destinados a invasiones y conquistas... En ella abundaban destellos de fuego (metales preciosos), frutos magníficos, admirables y en cantidad infinita. El dios que la gobernaba era Poseidón, señor de los mares y de las aguas. Todos sus pobladores eran virtuosos hasta que el elemento divino que existía en ellos se desvirtuó por su frecuente mezcla con el elemento mortal. Fue entonces que predominaron los valores humanos. Incapaces de soportar la abundancia, los habitantes se condujeron sin honestidad, y los dioses limpiaron la tierra con las aguas (se hundió bajo el mar)".
Esta singular historia ocupa algo más de veinte páginas en dos célebres diálogos del filósofo griego Platón, escritos hacia el año 350 antes de Cristo. A partir de entonces se ha dicho y escrito tanto sobre la Atlántida que el grueso de la comunidad científica se mantiene escéptico y considera que ese lugar es una fantasía concebida por la mente humana. Y es que su existencia se apoya sólo en relatos, mitos y leyendas.
El Libro de los Muertos, nombre dado en general a una amplia colección de textos funerarios de varias épocas y que contienen fórmulas mágicas, himnos y oraciones que, según los antiguos egipcios, guiaban y protegían el alma (Ka) durante su viaje a la región de los muertos (Amenti), relata en el capitulo XVII según Albert Slosman (profesor de Matemáticas y doctor en análisis informáticos e investigador en egiptología y atlantología) que tras la catástrofe ocurrida en la plataforma atlante, un grupo muy grande, dirigido por Usir, Iset y Hor, se dirigieron hacia la que era para ellos "La Tierra de Poniente" o Mogreb.
Los nombres de estos principes se transforman en los que hoy se conocen como Osiris, Isis y Horus, los "Primogénitos". En este mismo libro, según los egiptólogos el "mas allá" es el nombre de un país que fue sumergido por la colera de Dios. Ese país se llamaba Aha-Men-Ptah (Amenta para los griegos), que en su traducción exacta quiere decir "primer corazón, o corazón primogénito, de Ptah o Dios único", por otra parte se dice que los sobrevivientes se establecieron en Ath-Ka-Ptah, que significa "Segundo corazón de Ptah" cuya fonetización griega es Egyptos.
Escondidos en las selvas tropicales, los restos de la cultura maya sorprenden por su riqueza. Obligados a luchar contra la naturaleza, estos habitantes de una amplia región mesoamericana poseían un eficaz sistema de escritura y un dominio exacto de la astronomía y de las matemáticas. Conocían y utilizaban el cero desde los primeros siglos de la era cristiana. Como astrónomos, la precisión de sus calendarios causa asombro aun hoy. Por ejemplo, las lunaciones (fases de la Luna llena) fueron estimadas por los mayas en 11. 960 días.
Los astrónomos modernos las fijan en 11.959.888 días, lo que equivale a un retraso de 1 día cada 292 años y a un error de menos de 5 minutos por año; es decir, 23 segundos por lunación.
¿Por qué una cultura tan avanzada desapareció de manera repentina? El cese en la construcción de monumentos religiosos y políticos fue la primera señal de la decadencia de los mayas. La población también disminuyó y muchos centros fueron abandonados en corto tiempo (por ejemplo, la de Tikal pasó de cincuenta mil habitantes a unos cinco mil; a fines del siglo IX, la ciudad estaba totalmente desierta).
En las civilizaciones Precolombinas se hace mención a grandes maestros civilizadores o profetas, como Quetzalcoatl entre los Aztecas, Viracocha y Manco Capac" el primer Inca" entre los Incas, Sumé entre los Tupis del Brasil. Dichos maestros eran descritos como dioses Barbados de piel blanca, venidos del Oriente, es decir de donde habría existido el continente atlante. También hay que hacer referencia a la similitud existente entre la Arquitectura de estas culturas Precolombinas con la Arquitectura de la Cultura Egipcia.
Por otra parte en Brasil existe un enorme monolito de color oscuro denominada "Piedra del Ingá". Las inscripciones en esta piedra abarcan toda la superficie (24 m. de Longitud por 3 m. de alto) y los signos fueron tallados mediante la compleja técnica del bajorrelieve, la misma que emplearon los egipcios y los hitaitas (pueblo que vivió en la planicie de Anatolia hoy territorio turco y parte de Siria).
Esta escritura presenta mucha semejanza con la hitaita pero no del todo, pudiendo encontrarse semejanza con jeroglíficos egipcios, sumerios y a los del Valle del Indo, y muchos no se encuentran en ninguno de los sistemas citados, llegándose a la conclusión que la escritura de la" Piedra del Ingá" es un sistema pictórico o ideofonográfico, ancestro de los sistemas citados, o sea, una escritura jeroglífica Madre ¿posiblemente Atlante?
El zodiaco de Dendera, pieza que llegó a París en 1822, tras un complicado viaje de veinte años después de su descubrimiento, y que estuvo olvidada en un profundo sótano muchos años, señala la fecha en que tuvo lugar el cataclismo atlante que, según argumenta Albert Slosman, ocurrió hace 12.000 años, aproximadamente en el año 9792 a.C.

lunes, 8 de noviembre de 2010

LA CIUDAD DE LOS MISTERIOS ETERNOS

Más de 25 siglos de historia se agolpaban entre las piedras de aquella monumental ciudad. Fue la capital de uno de los imperios más grandes de la historia de la humanidad, la ciudad de los Césares, y cuando su poder declinó, pasó a convertirse en la capital espiritual de Occidente. Pero pocos conocían que aquella urbe guardaba también una puerta secreta, un acceso que conducía directamente a los infiernos…



Ya había viajado a Roma en multitud de ocasiones; incluso había vivido una temporada en la ciudad eterna. En esta nueva ocasión me hospedaba cerca del castillo de Sant’Angelo, al otro lado del río Tíber, en pleno centro de la urbe.
Apenas pusimos los pies en la calle, mi guía me desgranó parte de su misteriosa realidad: “En este lugar donde la historia ha ido forjándose han quedado restos del misterio que la acompaña en cada calle, en cada casa que sigue en pie. Pocos conocen que Roma es una ciudad llena de fantasmas, que aún son visibles para muchos de los transeúntes que pasean durante las madrugadas. Si quieres te puedo llevar a ver a un viejo amigo que conoce como nadie sus historias. Está cerca de aquí, en el Trastevere”.
Aquellas palabras sonaban esperanzadoras. Enseguida llegamos, era una pequeña taberna de más de dos siglos, que había sabido aguantar el empuje de la modernidad, manteniéndose fiel a sus orígenes.
Nada más entrar al lugar la nostalgia se palpaba en el ambiente. Viejas mesas de madera, cubas de vino y velas adornaban una antigua sala donde antes que yo habían estado algunos de los más importantes artistas, pintores y escritores de la historia.
Su dueño, Gino, un tipo alegre, nos hizo sentir como en casa, y ante un buen vaso de vino comenzó a desvelarnos parte del misterio: “Roma, el centro espiritual del planeta, es la ciudad del mundo con más sotanas, pero también está plagada de ‘putanas’, de adoradores del diablo, de magos y de todo tipo de gentes que buscan otros caminos no autorizados.
Si te fijas un poco y abres bien los ojos, verás que por sus calles se esconden algunos de los fantasmas más activos de la historia actual. Pocos son los que conocen su existencia, pero yo tengo hasta fotos de ellos.
Muy cerca de aquí, por ejemplo, en la Iglesia de San Carlo a’ Catinari, sigue apareciéndose un pobre sacerdote que aún le pregunta a Dios el por qué de su desdicha.
Fue embestido por cuatro rayos y se salvó, se refugió en la Iglesia, y mientras oraba a su señor, desde el lucernario de la capilla principal cayó un nuevo rayo sobre él dejándole abrasado allí mismo. Ocurrió en el verano del año 1638.
Aún hoy se cree que en los días de tormenta el espíritu del pobre cura aparece, presa del terror, en la Iglesia, intentando encontrar una explicación a todo lo que le sucedió. Y hay más…
En aquel puente, cerca de la Plaza de la Boca de la Verdad, el de Emiliano, puedes encontrarte una extraña y demoníaca figura encapuchada y negra que llama con gemidos a los paseantes incautos, llevándoles directamente a los infiernos. ¡Pocos saben que esa extraña figura es la misma muerte que camina por allí!
Y no es la única; un poco más abajo, tras esas casas que ves ahí, al otro lado del río, está la ‘casa encantada’ del doctor Tromba.
En su interior se suceden, aún hoy, todo tipo de hechos inexplicables: figuras que pasean asomándose a las ventanas, platos que vuelan, sábanas que, de repente, cobran vida, colchones que se alzan de la cama y comienzan a sobrevolar la ciudad…
Son muchos los romanos que guardamos como recuerdo algunos de los platos que cayeron volando desde la casa… Ese de ahí es uno de ellos”, me dijo señalando una alacena llena de recuerdos.
“Y hay muchos más fantasmas; los del Coliseo, o el del Papa Silvestre II, uno de los más criticados de Roma. En vida fue acusado de brujería y de tener relaciones con el Anticristo, aunque lo más interesante sucede en su tumba situada en San Giovanni i Luterano. De ella surge un agua misteriosa cada vez que se acerca la muerte de un pontífice”.
Mientras escuchaba a Gino percibía su pasión relatándome aquellos viejos misterios. El tiempo volaba en su presencia. Me sentía incomodo por él pues habíamos acaparado toda su atención y debía de atender el trabajo; le dije que no quería robarle más tiempo, pero antes de marcharnos quiso narrarnos otra alucinante historia…

El exorcismo de la Plaza del Pueblo

“Fue uno de los sucesos más extraordinarios de la ciudad. Ocurrió en la Plaza del Pueblo. Allí estaba lo que se llamó el nogal maldito”. Su historia es la siguiente: ¿Recuerdas a Nerón? Su vida está plagada de atrocidades y desmanes…
Llegó a asesinar a su propia familia y en el año 64 quemó Roma culpando a los cristianos, cosa que aprovechó para comenzar un aniquilamiento feroz de los seguidores de Jesucristo.
Pero sucedió, ante tanto caos provocado por el emperador, que los nobles, encabezados por el gobernador de Aquitana, Julio Vindex, cansados de sus desmanes se sublevaron contra él en el año 68. Eso provocó que el Senado declarase al emperador enemigo público.
Solo, loco de terror y abandonado por sus amigos, acabó suicidándose. Lo enterraron en la Plaza del Pueblo. Pero ni con su muerte Roma quedó tranquila; la tumba de Nerón pasó a ser el centro de reuniones de hechiceros y brujas de toda la ciudad.
Y fue justo al lado de su sepulcro donde nació un nogal que se convirtió en el refugio de todo tipo de espíritus y demonios. E incluso el fantasma de Nerón comenzó a ser visto por los alrededores, aumentando el temor de los habitantes de la vieja Roma.
En el año 1099 el Papa Pascual II impuso a la ciudad un ayuno de tres días. En la noche del tercero se le apareció la Virgen, indicándole cómo debía llevar a cabo el exorcismo para liberar a Roma del poder diabólico de Nerón.
A la jornada siguiente se llevó a cabo la espectacular ceremonia. Entre rezos de cardenales y el terror de la muchedumbre, Pascual II desenterró los restos del emperador de debajo del nogal y fueron arrojados inmediatamente al Tíber. Acto seguido cortó él mismo el árbol maldito.
Más tarde, en 1472, sobre su tumba el Papa Sixto IV mandó construir la Iglesia de Santa María del Popolo. Pero parece que el exorcismo sirvió de poco. Son muchos los romanos que, aún hoy, aseguran ver el espectro de Nerón rondando por el lugar”.
El trabajo en la taberna comenzaba a amontonarse. Llegaba el momento de despedirnos de aquel singular personaje. Antes de marcharme, me dijo: “Hay dos lugares en Roma que deberás descubrir por ti mismo. Uno es el ‘Buco del Diabolo’ y el otro el Coliseo. Uno ya sabes dónde está; el otro lo descubrirás al entrar en él”. Y dicho eso, me tendió la mano.

Roma misteriosa

Vincenzo, mi guía, estaba satisfecho. Gracias a él estaba descubriendo algo que muy pocos habitantes de Roma conocen: la historia secreta de la ciudad.
Y mientras caminábamos de regreso a casa, me asaltó con otra pregunta. “¿Quieres conocer más lugares únicos?”. “Por supuesto”, le contesté. “Vamos, te los iré mostrando. Dejemos para el final el Coliseo. Esta ciudad ha estado íntimamente ligada a Dios, pero también al diablo; uno y otro parecen andar irremediablemente unidos.
A las afueras de la zona antigua, justo en el límite de las ruinas romanas, hay un lugar que se conoce con el nombre del “Trono del Diablo”. Según la leyenda, para celebrar el Sabath, el mismísimo príncipe de las tinieblas se aparece ante una gran roca, el “trono de Satanás”.
Son muchos los estudiosos que afirman que dando varias vueltas alrededor de la misma aparece una puerta secreta que conduce a mundos paralelos y desconocidos. Era un secreto que guardaron durante siglos los nigromantes y brujos que asistían a ella para realizar sus viajes y secretas prácticas”.
Trataba de imaginarme cómo debieron ser aquellos tiempos en los que la fe por un lado, y la magia por otro, rivalizaban en la milenaria urbe.
Y mientras paseábamos por las callejas, iban despertándose en mí los recuerdos de aquel periodo, como si los fantasmas del pasado comenzaran a tomar vida. Vincenzo retomó su narración. “Estamos cerca del Campo de las Flores. Otro lugar donde suceden extraños fenómenos.”
A pocos metros de nosotros, las estrechas vías se abrieron dando paso a una amplia plaza que los jóvenes habían elegido como lugar de reuniones nocturnas. “¿Ves cuanta gente joven hay ahora? No siempre es así… Aquí fue quemado Giordano Bruno en una gran hoguera.
Aquel hecho fue celebrado por multitud de romanos que aplaudieron la ceremonia de la muerte del pobre Bruno. Desde entonces, todos los aniversarios de esa fecha, por la noche, se queda vacía de jóvenes y en su lugar aparece el espectro de Giordano seguido por una procesión de almas en pena.
Son las que en su día se alegraron con esa ejecución injusta. Un lugar que ningún romano se atreve a pasear en esa madrugada. Pero si hay un lugar mágico y extraño por encima de todos en Roma ese es el Panteón”.
Apenas terminó de decirlo, doblamos una esquina y apareció majestuoso; una fachada imponente con la leyenda mandada labrar por el Papa Urbano VIII: Aedificium toto orbe celeberrimum.
Y así era: el más grandioso edificio de la antigüedad conservado hasta nuestros días. Pero la noche se acercaba y tuve que dejarlo para el día siguiente.

La morada de los dioses: el Panteón

Apenas había salido el Sol sobre la vieja ciudad cuando nos pusimos en marcha. Vincenzo me explicó algo de su historia: “Se trata de un templo romano dedicado a varias divinidades, especialmente a Venus y Marte, construido por mandato del cónsul Agripa, yerno de Augusto, en el año 27 a. de C.
Después de varios incendios, que prácticamente lo arruinaron, se reconstruyó en el año 126 de la era cristiana, en tiempos de Adriano, atribuyéndose su erección al arquitecto Apolodoro de Damasco. El extraño edificio, del que apenas veías la portada, se desvelaba en toda su magnitud cuando entrabas en él. Nada te hacía imaginar que existiera lugar tan increíble tras sus misteriosas puertas”.
Allí dentro, los arquitectos habían representado la unión de la Tierra con el Universo. Era la morada de los dioses, un hogar levantado sobre gigantescos pilares de mármol monolítico que pesaban unas 90 toneladas, y que fueron milagrosamente llevados a Roma por mar desde Egipto hace más de 2.000 años.
Todo un prodigio y un milagro de la arquitectura antigua. Allí podías ver una inmensa esfera llena de nichos donde antiguamente reposaban las estatuas de los dioses romanos, plagado de estrellas simulando el universo. Era un lugar hermoso aunque la sensación que recibía era muy inquietante. ¡Toda una maravilla!
Pero había algo extraño. Algo hizo que fijara mi atención en la parte superior de la bóveda; había un círculo perfecto, un agujero que comunicaba la Tierra con el cielo ¡Y ahí estaba una de las señales que buscaba! Era “Il Buco del diavolo”; el agujero del diablo. Y su presencia amenazadora se sentía sobre todo el edificio.

La puerta de entrada a los infiernos

La historia cuenta que el anfiteatro Flavio, comúnmente conocido como el Coliseo, está considerado el símbolo de la eternidad de Roma. Su construcción fue iniciada en el año 72 d. de C. por Vespasiano y fue concluido por su hijo Tito en el 80 d. de C.
Para su edificación se emplearon más de cien mil metros cúbicos de mármol travertino, llegando a albergar a más de 50.000 espectadores.
En tiempo de la persecución a los cristianos éste era el lugar elegido para llevarlos al martirio arrojándolos a los leones.
Pero pocos saben que el Coliseo era y es algo más. “Ven acompáñame y te enseñaré algo que muy pocos conocen”.
Seguí los pasos de mi guía sin decir palabra. Poco a poco paseábamos bajo los imponentes arcos de aquella estructura que ahora se me antojaba más misteriosa que en otras ocasiones. Y es que pocos saben que el famoso Coliseo está considerado una puerta que conduce al infierno.
Desde ella, aún hoy, entran las almas en pena hacia el averno. Son muchos los romanos que afirman haber visto, en ciertas noches, multitud de negras sombras deambulando por estos lares.
“Si te fijas existen dos puertas principales: la ‘Triumphalis’, desde la que accedían los gladiadores en un carro para hacer el paseo antes de entrar en lucha, y la ‘Libitina’, dedicada a la diosa de la muerte, desde la que hacían salir a los gladiadores muertos en la batalla.
Es precisamente ésta la que da acceso al mismísimo infierno; por ella entran y salen las almas atormentadas a nuestro mundo”.
La noche había caído sobre Roma y estábamos a punto de marchar cuando, de repente, un rumor llenó la madrugada. De la puerta Libitina salieron miles de estorninos volando hacia el cielo de la capital en una danza que, en aquel lugar, se me antojaba macabra. Buscaban un sitio para reposar, o… ¿quizás eran las mismísimas almas que salían a pasear su pena?
Nos dimos prisa en cruzar la calle y tomar el autobus. No queríamos estar más tiempo allí… Fue entonces cuando me recordó una vieja profecía: “Quamdiu stat Colysaeum stat et Roma, quando cadet et Colysaeum cadet et Roma, quando cadet et Roma cadet et mundus” –Mientras permanezca el Coliseo, permanecerá Roma; cuando caiga el Coliseo, caerá Roma; cuando caiga Roma, caerá el mundo…

domingo, 7 de noviembre de 2010

EL ENIGMA DE LOS “OBJETOS IMPOSIBLES”

¿Extraterrestres? ¿Viajeros del futuro que se trasladaron al más remoto pasado para dejar allí extraños artefactos producidos con una tecnología avanzada? Lo único seguro es que algunas piezas descubiertas por los investigadores de lo insólito no deberían existir. Pero ahí están, desafiando nuestra capacidad de comprensión.

Algunos artefactos –supuestamente fabricados por seres humanos– no deberían existir. Al menos, no encajan en la imagen de la historia que sustenta la ciencia oficial y desconciertan por su refinada fabricación, su misterioso significado y uso.
Son piezas pertenecientes a distintas épocas. En algún caso, como el del martillo incrustado en una piedra, tienen 140 millones de años.
Estos objetos no son una quimera. De hecho, hasta el próximo 7 de marzo se exponen en Mystery Park –el parque temático de Erich von Däniken–, en Interlaken (Suiza).
Los hombres que han logrado reunir casi 400 de estas piezas provenientes de todo el mundo son los austriacos Klaus Dona (unsolved-mysteries.net) y Reinhard Habeck.
Después de recorrer todos los rincones del planeta y de ganarse la confianza y la amistad de varios coleccionistas privados, además de apoyarse en sus contactos con diferentes museos, Klaus Dona reunió la mayor Muestra del mundo de estos objetos, que algunos clasifican en el apartado «fuera del tiempo».
También eligió un nombre muy apropiado para esta insólita Muestra: Unsolved Mysteries (Misterios sin resolver).
Coincidiendo con esta fascinante Exposición, en el propio Mystery Park se daban cita algunos de los mayores expertos mundiales en tales objetos.
El que escribe estas líneas no puede ocultar su admiración: en las vitrinas muy vigiladas de la exposición lucen piezas de barro o cerámica que representan supuestos dinosaurios, aunque la ciencia sostiene que éstos desaparecieron millones de años antes de la aparición de la especie humana. Son las increíbles figurillas de Acámbaro (México).
Otros de los objetos «imposibles» de esta exposición son los cráneos de cristal, cuya talla requiere una avanzada tecnología. Hasta hace poco tiempo se pensaba que tales joyas sólo existían en América, pero la holandesa Joky Van Dieten ha descubierto cráneos similares en Shi Thing Er, al sudoeste de Mongolia y en Ucrania.
La hipótesis de la existencia de una tecnología avanzada en la antigüedad fue refrendada por Reinhard Habeck. Éste realizó un exhaustivo estudio del templo de Hathor (Dendera, Egipto), en cuyas paredes aparecen objetos semejantes a bombillas eléctricas.
«Lo más interesante –según Habeck– es que algunos jeroglíficos parecen contener explicaciones técnicas sobre electricidad».
En el sur del Bolivia, el investigador italiano Giancarlo Bonfanti encontró máscaras y pipas de fumar de piedra volcánica. Otros artefactos, como algunas flautas, estaban hechos de tierra cocida recubierta por una especie de barniz negro.
«La técnica de fabricación es desconocida», nos explicó Bonfanti, que atribuye dichos objetos a «una civilización ignorada», aunque muestren similitudes con algunas piezas etruscas.
Mientras buscaban diamantes, los nativos de Sierra Leona (África) descubrieron esculturas de piedra de entre 40 y 70 cm de altura, a 50 m de profundidad. Son figuras antropomorfas y zooantropomorfas llamadas Nomoli.
Las estatuas pueden tener cerca de 17.000 años de antigüedad y fueron investigadas por el aventurero y escritor italiano Angelo Pitoni.
Una de las estatuillas Nomoli posee una cavidad con una pequeña esfera metálica. Según Adriano Forgione, director de la revista italiana Hera, los análisis de la esfera revelaron una composición de cromo y acero.
Los arqueólogos dicen que, en aquella época, aún no se trabajaban los metales y mucho menos el acero. Además, la pieza plantea otro enigma: ¿cómo entró la esfera dentro de la piedra? Según Forgione, «una leyenda cuenta que un pedazo del cielo se transformó en piedra, se quebró y cayó sobre la tierra. En Sierra Leona se han encontrado otras ‘piedras del cielo’, de color azul. En su composición se ha detectado iridium, un metal que no existe en la Tierra y solamente se ha descubierto en los meteoritos».

El tesoro de Crespi

Algunos de las piezas más desconcertantes de esta exposición provienen de la antigua colección del Padre Crespi, en Cuenca (Ecuador). Muestran figuras de elefantes, seres de diversas razas, monstruos y posibles objetos de tecnologías desconocidas.
«Estas placas fueron erróneamente asociadas a la cueva de los Tayos, en la selva amazónica ecuatoriana», me explicó José Maldonado, ex responsable del Museo del Banco Central de Ecuador. Este asunto sigue siendo de interés para Erich von Däniken que, junto con su hija, se entrevistó personalmente con Maldonado.
El bondadoso padre Crespi recibió donaciones de piezas arqueológicas por parte de los agradecidos nativos, especialmente de la etnia shuar o jívara. Maldonado recuerda que este sacerdote salesiano fue uno de los primeros en contactar con los indígenas del río Napo, muy alejado de la región de los Tayos.
Este experto, que actualmente es profesor universitario, piensa que cuando el Banco Central de Ecuador compró las piezas de la colección Crespi, rechazó otras que entonces fueron consideradas falsas, pero que una mirada más atenta revela como auténticas, especialmente las piedras y enigmáticas inscripciones.
El Padre Crespi atribuía algunas de las piezas a antiguas culturas de Mesopotamia. De hecho, en varias placas, aparecen personajes de las mitologías sumeria, babilónica y asiria.
Especialmente polémicas son las piedras de la cueva Burrows, en Illinois (EE UU). Su descubridor fue Russell Burrows, pero jamás quiso revelar la localización de la cueva donde las halló y, por ello, se duda de su autenticidad.
Dichas piedras grabadas muestran bustos de personajes, generalmente representados de perfil y que se relacionan con diversas culturas de la antigüedad. Según Klaus Dona, «habría otros tesoros en esas cuevas, entre ellas sarcófagos, cadáveres momificados y diferentes objetos mortuorios de oro macizo. Pese a los escépticos –añade–, varios caza-tesoros han localizado el lugar exacto de la cueva».
Dona defiende la autenticidad de las piezas de Burrows por la escritura grabada en algunas placas, que el lingüista alemán Kurt Schildmann ha identificado con una variante del sánscrito.

Las piedras de Acámbaro

El arquitecto y diseñador colombiano Jaime Gutiérrez Lega presentó la enigmática colección de piedras negras de la región de Sutatausa. Algunas están grabadas con signos que no se relacionan con ninguna otra cultura colombiana.
Otras son herramientas delicadas y exquisitas. «Sirvieron para cortar el cordón umbilical y fueron fabricadas siguiendo reglas de representación matemática, integrando valores que aún hoy resultan complejos», me explicó Jaime Gutiérrez.
Las figuras de cerámica de Acámbaro fueron descubiertas en 1945 por el comerciante alemán Waldemar Julsrud y se hicieron famosas por sus representaciones: dinosaurios de diversas especies, seres humanos monstruosos y otras criaturas desconocidas.
Durante mucho tiempo se consideraron falsificaciones, hasta que pudieron datarse. Actualmente, los expertos estiman su antigüedad en unos 3.600 años. «En aquel tiempo ya no había dinosaurios desde hacía decenas de millones de años.
¿Entonces, cómo pudieron reproducir sus imágenes esos hombres prehistóricos? Este es el gran misterio», afirma el mexicano Heriberto Silva, de la municipalidad de Acámbaro.
El joven investigador helvético Luc Bürgin presentó otras misteriosas piedras grabadas de la región de Les Vosges (Francia). Allí las encontró el granjero Max Schultz y muestran grabados de objetos semejantes a platillos volantes.
Algunas de estas piezas muestran figuras de rostros humanos, posiblemente de celtas y romanos. «Schultz fue denunciado por algún vecino y los gendarmes incautaron las piezas. Sin embargo, pude rescatar algunas en la casa de un coleccionista cuyo nombre prometí no divulgar», aseguró Bürgin a AÑO/CERO.
El joven investigador también encontró varias piezas de confección enigmática en un museo de Bélgica. Éstas provenían del Congo. Se trata de huesos tallados con significado mágico.
«Tienen más de 20.000 años, pero presentan unas muescas y cortes que parecen formar parte de un sistema calendárico o de cuenta del tiempo», explica Bürgin.
La existencia de sistemas de cómputo del tiempo en épocas tan tempranas nos sitúa ante una evidencia objetiva de que la imagen que proyecta la ciencia oficial sobre la evolución humana no parece sostenerse a la luz de los hallazgos arqueológicos disponibles.

El enigma de los agroglifos

Durante el congreso también se habló de otro tipo de «obras de arte» insólitas, como los crop-circles, imágenes formadas en los campos de cultivo de forma misteriosa (agroglifos).
El investigador suizo Werner Anderhub investigó algunos campos sembrados de este país, que presentan figuras geométricas tan complejas como las de Inglaterra.
«Entrevisté a un chamán africano que me dijo algo muy curioso: que los agroglifos son signos de Dios y no deben ser destruidos», contó Anderhub. Además, reveló que el primer caso conocido de formación de estas huellas en Suiza data de 1948.
La testigo creyó que aquel círculo era «cosa del diablo». Recientemente, apareció un nuevo agroglifo de 80 metros de diámetro, cerca de Zurich.
Anderhub cree que tales símbolos geométricos están relacionados, de algún modo, con el calendario de los mayas, señalándonos que la Humanidad está en vísperas de un profundo cambio de valores.

El martillo de Texas


El texano Carl Baugh encontró un dedo humano petrificado dentro de una capa geológica de casi 100 millones de años. Lo expuso por primera vez en esta Muestra.
Además, se puede ver el intrigante martillo de hierro incrustado en un pedazo de roca hace 140 millones de años. Se trata del «Martillo de Texas», descubierto en 1832.
Un análisis metalúrgico realizado en el Laboratorio Battelle, en Ohio (en 1982) reveló que el objeto estaba compuesto por un 96,6% de hierro; 2,6 % de cloro y 0,74% de azufre. «Ninguna tecnología del pasado pudo conseguir un grado tan elevado de pureza en una aleación de hierro», mantiene Baugh.
También llamó poderosamente la atención el fósil de un trilobite (especie extinguida hace 230 millones de años), aplastado por una bota o pie humano. Fue encontrado en 1968 en el estado de Utah. No es una excepción.
En EE UU, hace dos décadas ya se descubrieron varios fragmentos de cráneos humanos dentro de una roca de 280 millones de años. Y el periodista Ed Conrad halló otros objetos «anómalos» fosilizados desde hace millones de años, como una mandíbula y una tapa de cráneo que, por sus dimensiones, debieron pertenecer a un gigante.
La existencia de artefactos realizados por seres humanos hace 400.000 años en EE UU, son un quebradero de cabeza para los arqueólogos. Según Conrad, «los científicos solo admiten que él hombre llegó a América hace unos 15.000 años. ¿Cómo entonces explicar estos hallazgos?»
Los objetos presentados en Unsolved Mysteries demandan una explicación por parte de los especialistas. Algunos se decantan hacia las tecnologías avanzadas desarrolladas por los antiguos habitantes de la Atlántida.
Otros por la presencia de extraterrestres en un pasado remoto o, como el estadounidense Ronald Mallet, por supuestos viajeros del futuro que se trasladaron al remoto pasado.
Mallet está tan convencido de esta posibilidad que dio a conocer un modelo de máquina para viajar en el tiempo. «La máquina consiste en un sistema de cables de fibra óptica con cristales especiales que generan rayos láser en forma de anillo. Quizá así podamos lograr una distorsión del espacio-tiempo y transportar algún objeto o persona al pasado o al futuro», explicó Mallet.
¿Podría ser esta la explicación de los objetos imposibles? ¿«Fueron» nuestros descendientes quienes hicieron realidad ese viaje y sembraron estos objetos en la noche de los tiempos como un guiño cómplice para comunicarnos que es posible la conquista del espacio-tiempo?

TECNOLOGIAS PERDIDAS DEL ANTIGUO EGIPTO


No se trata de teorías. Existen pruebas irrefutables de que a comienzos del III milenio a.C. la cultura del Nilo disponía de un saber técnico muy superior al que los egiptólogos están dispuestos a reconocer. Muchas de las piezas provenientes de esta época que hoy se exhiben en el Museo de El Cairo sólo pueden ser la obra de una civilización que conocía las máquinas-herramienta.

Muchas manufacturas de granito o de diorita halladas en excavaciones arqueológicas de Egipto, provenientes de época predinástica y dinástica, no han logrado clasificarse hasta ahora.
El refinamiento y la precisión de tales obras no sólo presupone, sino que implica necesariamente la utilización de una tecnología avanzada.
El ingeniero aeroespacial Christopher Dunn ha destacado cómo sus análisis de los rastros de perforación en el granito de Giza indican que sus creadores han recurrido al empleo de un torno, o incluso a una especie de taladradora que pudo actuar mediante ultrasonidos, para trabajar algunos materiales muy duros, como el granito y la diorita.
Las inequívocas señales de la contrapunta y el cabezal, detectables en el fondo de las vasijas de diorita conservadas hoy en el Museo de El Cairo, revelan una labor de torneado y fresado que sólo posible con el uso de maquinaria de la cual no ha quedado ningún rastro.
Cuando hablamos de huellas no nos referimos sólo a las físicas –restos o trozos de maquinaria–, sino también a las descriptivas o pictográficas. Aunque aparecen imágenes de taladradoras, no es posible deducir de ellas que no fuesen sólo manuales.

Objetos de esquisto y diorita

Intentemos analizar en detalle algunas de estas piezas. Para ello debemos responder a la pregunta de cómo conseguiríamos los mismos resultados, teniendo a nuestra disposición la misma materia prima que ellos emplearon y la tecnología actual.
En las numerosas excavaciones realizadas en tierra egipcia, uno de los hallazgos más enigmáticos, relativo a una forma de tecnología desconocida, es el «plato de esquisto», descubierto en 1931 en una tumba de la I Dinastía (3100 a.C) y que hoy se conserva en el Museo del Cairo.
Según los egiptólogos, en aquella época los egipcios todavía no conocían la tecnología de la rueda. Sin embargo, este plato es una rueda inequívoca, hallada en una tumba tan antigua que echa por tierra las especulaciones de la egiptología oficial.
Para muchos investigadores heterodoxos, el extraño objeto es una copia de un «original» en metal, acaso una polea que pudo pertenecer a un torno o a una máquina de cortar.
Cuando se habla de torno o de corte de la piedra no podemos menos que mencionar algunos objetos que presentan señales claras de haber sido trabajados con máquinas.
La sala inferior del Museo del Cairo expone un plato de alabastro de época predinástica (IV milenio a.C.), realizado en círculos concéntricos.
Un objeto con este diseño, además de presentar una increíble perfección en su realización, muestra en la superficie las huellas circulares de una punta que ha excavado la piedra, exactamente como lo haría un torno moderno.
En el caso de los recipientes de diorita las evidencias de una tecnología plantean incluso mayores interrogantes.
Basándose en los motivos de los relieves de la tumba de Mereruka (VI Dinastía) en Saqqara, los egiptólogos han afirmado que los antiguos egipcios hacían los recipientes de diorita con una especie de perforadora de cobre, constituida por un tronco metálico bifurcado en su parte inferior y con dos bolsas de cuero llenas de arena en la parte superior.
Al girar, la punta bifurcada de cobre grabaría la cavidad en el recipiente de diorita, ayudada por el contrapeso de las dos bolsas de cuero llenas de arena.
No obstante, el conocido egiptólogo Walter Emery, director de las excavaciones en Saqqara en la década de 1930, declaró que tal sistema era inadecuado para efectuar un trabajo de esta naturaleza, tanto por la imposibilidad de que el cobre perforara la diorita como por la forma de estos recipientes, muchos de ellos perfectamente redondos y otros «panzudos».
De hecho, cuando se quiso replicar dicho sistema con un aparato igual, el trabajo distó mucho de ser tan preciso como el que se aprecia en las piezas predinásticas.
Incluso hoy sigue en pie el enigma de cómo los antiguos egipcios lograron fabricar esos objetos, perfectamente pulidos y lustrosos tanto por fuera como en su interior, a pesar de que muchos de ellos presenten una boca pequeña y un cuello demasiado estrecho.
La única forma de conseguir esos efectos sería que utilizaran taladros, fabricados con un material que no podía ser el cobre. Pero la mentalidad conservadora se niega a aceptar que aquella cultura dispusiera de esta tecnología. ¿Cómo asumir que la emplearan si ni siquiera se les concede el conocimiento del principio de la rueda?

¿Una bomba hidráulica?

Un elemento posterior de difícil catalogación, hallado en Dehyr El Bahari, cerca de Luxor, y también conservado en el Museo del Cairo, es un instrumento que se remonta a la XI Dinastía y está formado por cuatro aletas en forma de cruz, con un orificio central (como el plato de esquisto), que probablemente debía servir para fijar ese utensilio sobre un eje o perno.
Con 12 cm de largo y 8 de alto, sin duda se trata de un objeto que tenía una función «tecnológica». No es difícil suponer que debía girar sobre un eje principal como lo haría una moderna rueda dentada.
El ingeniero egipcio Dawoud Khalil Messiha afirma que se trata de los restos de una bomba hidráulica.
Más evidencias se obtienen de la ingeniería egipcia. Para entender mejor lo que esta civilización había logrado ya en la III y IV Dinastía –2700 a.C.– 2480 a.C–, vamos a estudiar las diferentes fases de trabajo en la piedra para construir las pirámides, contrastándolas la documentación disponible.
En lo que respecta al material empleado (granito), podemos comparar su trabajo con el realizado durante el periodo comprendido entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando se utilizó una tecnología «en fase de desarrollo» muy similar a la hipotéticamente empleada por los egipcios hace más de 4.500 años.
Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, el mármol y el granito se extraían con una técnica que, por su complejidad, comportaba una larga y esmerada preparación.
La pared de roca era triturada, dividiéndose en bloques de diversas dimensiones. Antes de retirar el bloque de la pared de roca, era necesario liberarlo de la parte que quedaba inservible por la alteración superficial.
El excavador tenía que examinar el mármol de cerca, separándolo de las secciones inservibles y, para hacerlo, debía descender poco a poco, atado a una cuerda.
También los antiguos egipcios pudieron realizar la misma operación. A continuación, en el siglo XIX entraban en escena otros trabajadores con el «hilo helicoidal», un dispositivo para el corte de la roca, constituido por una cuerda de tres hilos de acero envueltos en forma de hélice y con una longitud variable, que podía alcanzar los 1200-1500 m de longitud para los grandes cortes.
En una hora, el hilo podía cortar, como media, 60 m cúbicos de roca. Este hilo helicoidal se hacía funcionar a una velocidad de 5/6 m por segundo y el corte del bloque era facilitado por una mezcla abrasiva de agua y arena silícea.
Ahora bien, sabemos que los excavadores egipcios insertaban en las hendiduras de la roca palos de madera de diferentes medidas, que iban mojando. La madera, al hincharse, rompía la roca.
Probablemente también utilizaban una especie de «hilo helicoidal», aunque no fuese de acero, sino fabricado con una fuerte cuerda de cáñamo amasada con una pasta formada con aceite y arena silícea.
Quizás el plato de esquisto antes mencionado era parte integrante de un sistema de dicho «hilo helicoidal».
Pero en este punto surge un enigma considerable. Actualmente el hilo de diamante permite cortar bloques de roca a una velocidad increíble: si entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, para hacer un corte se necesitaba un mes y medio, hoy el mismo corte se consigue en tres o cuatro días.
El hilo de diamante es como un collar de perlas. Los diamantes artificiales se insertan en el cable, separados unos de otros por pequeños muelles.
A continuación entraban en escena los «recuadradores», que al son de cincel y martillo buscaban dar al bloque de roca una forma cuadrada.
En tiempos de Miguel Ángel, para trasladar de la cantera al valle los bloques de mármol, se los hacía rodar. Este método, dado su peligrosidad, fue sustituido por otro que consistía en ponerlos sobre una especie de trineo hecho con troncos de haya o de encina que facilitaban el rodamiento sin tanto riesgo.
Con este método se agrupaba a varios bloques de mármol unidos con fuertes cuerdas de cáñamo, que servían también para hacer bajar toda la carga junta, tarea en la cual participaban varios hombres y que no estaba exenta de peligro.
Delante de todos iba el jefe, cuyo cometido era el de dirigir el descenso. Él era quien disponía los «paramentos» en el terreno y quien daba la señal para aflojar o estrechar las cuerdas en el momento justo.
Los paramentos eran robustos ases de leño, dispuestos a medida que la carga descendía, para permitirle deslizarse sin encontrar obstáculos. El trabajo acababa en el momento en que la carga llegaba a la «cima», nombre dado al lugar donde se quitaban las cuerdas a los bloques y se cargaban en carros tirados por bueyes.
Todo eso podría ser muy parecido al procedimiento empleado por la civilización del Nilo hace más de 4.500 años. Creo que esta técnica fue utilizada por los egipcios en dos ocasiones: en la fase que acabo de describir, inmediatamente después de la cuadratura del bloque, y en el momento final del transporte al sitio de la construcción.
En la fase intermedia del transporte desde la cantera –en lo que respecta al granito de Assuan, distante una media de 800 km de Giza-, seguramente se usaban bueyes para el transporte de los bloques sobre trineos ya que, según la egiptología clásica, ellos no conocían la «rueda» y, por lo tanto, tampoco el carro.
Otra posibilidad era transportar la la carga sobre fuertes embarcaciones a lo largo del Nilo.
Todo lo expuesto plantea interrogantes, No debemos olvidar en absoluto el grado de precisión de los constructores de las pirámides. La Gran Pirámide tiene 147 m de altura, con lados de 231 m, y está construida con 2,5 millones de bloques de piedra o, como mínimo, por unas 750.000, si se acepta el cálculo de Zahi Hawass.
Tenemos un peso medio de más de 12 toneladas cada bloque y una masa de 2.633.000 m cúbicos, con un peso total de 7 millones de toneladas.
¿Pudo construirse esta pirámide sólo en los 23 años de reinado del faraón Khufu (Keops), cuando para cortar sólo una docena de bloques a principios de 1900 se necesitaban casi dos meses, excluyendo la cuadratura, el transporte, el pulido y la colocación?

Una cultura ignorada

Un cálculo elemental nos indica que sólo para el corte –y naturalmente realizado con hilo helicoidal de acero o de diamante–, a comienzos del siglo pasado se habrían necesitado 18 años, sólo para obtener los bloques de granito no recuadrados.
La civilización egipcia, que carecía de estos materiales para el corte, habría necesitado el doble de tiempo, es decir, cerca de 36 años. En lo referente al pulido y la colocación –la parte más compleja– se hace difícil el cálculo, ya que los meses del año útiles para la construcción eran sólo cuatro.
Estos datos nos llevan inevitablemente a preguntarnos: ¿es posible que la pirámide de Giza sea el producto de una civilización en sus albores? ¿O su increíble ingeniería exige un conocimiento y una tecnología maduros que implican un largo desarrollo previo? ¿Estamos ante un legado superior perteneciente a una cultura desconocida?
Verifiquemos en algún escrito de la época, la hipótesis según la cual las pirámides y la Esfinge estaban allí mucho tiempo antes de la civilización egipcia «conocida».
Sobre la Esfinge es bien conocido el dictamen científico de John Anthony West y Robert Schoch, quienes han declarado que la edad de este monumento está muy lejos de haber sido demostrada y que las investigaciones de los rastros que las lluvias torrenciales dejaron en la piedra permiten datarla en una época muy anterior al III milenio a.C.
Menos conocida es una fuente que hace referencia a la Gran Pirámide de Giza como a un templo erigido antes del reinado de Keops.
La prueba de que la Gran Pirámide ya existía entonces se encuentra en un obelisco calcáreo descubierto por Auguste Mariette a mediados del siglo XIX, entre las ruinas del templo de Isis, junto a la Gran Pirámide.
La inscripción del obelisco indica que fue un monumento «autocelebrativo» para conmemorar la reconstrucción o rehabilitación del templo de Isis, ordenada por Keops, que también incluyó la restauración de las imágenes y de los símbolos de las divinidades, que él mismo había descubierto en el interior de ese templo en ruinas.
Después de una invocación a Horus y al augurio de larga vida para el rey, siguen los versos que nos interesan. La inscripción afirma: «Viva Horus Mezdau; al rey del Alto y del Bajo Egipto, a Khufu es dada la vida. Él fundó la casa de Isis, Señora de la Pirámide, junto a la casa de la Esfinge».
Este obelisco (que hoy se halla en el Museo del Cairo) sugiere que la Gran Pirámide estaba ya allí cuando Keops reconstruyó el templo de Isis, puesto que la diosa es definida como la «Señora de la Pirámide». También la Esfinge, atribuida a Kefren, ya estaba allí donde la vemos aún hoy y la inscripción individualiza con precisión su posición.
En esta inscripción, Keops afirma haber construido una pirámide para la princesa Henutsen «junto al templo de la Diosa».
Los arqueólogos han hallado pruebas que lo confirman: la más meridional de las tres pirámides menores construidas junto a la Gran Pirámide, o sea la más próxima al templo de Isis, estaba dedicada a Henutsen, una esposa de Keops.
Y éste afirma haber construido una sola pirámide, la de la princesa, y que la Gran Pirámide estaba dedicada a Isis, cuyo templo en ruinas ordenó reconstruir.
No es posible que, en una inscripción tan detallada de la rehabilitación del antiguo templo de la «Señora de la Pirámide», Keops omitiera la constancia de que ésta había sido construida por él para honrar a la diosa.
Los objetos y las obras de ingeniería descritos podrían sugerir la existencia de una civilización muy avanzada en un periodo impreciso, hace unos 15.000 a 20.000 años, presumiblemente desaparecida después de un cataclismo que causó su destrucción y la «diáspora» de sus supervivientes.
Naturalmente el término «avanzada» se mide en base a nuestra civilización tecnológica. El término yuga significa «edad» y hace referencia a la doctrina hindú, según la cual la Humanidad se encuentra en este planeta desde hace mucho más tiempo de lo que la ciencia occidental está dispuesta a admitir.
Esta misteriosa civilización, tan obstinadamente negada por la arqueología clásica, podría haber tenido una evolución de miles de años de duración.
No puede excluirse que su ciencia hubiese tenido una evolución distinta y una tecnología que incluyera el empleo de unos medios y métodos diferentes de los actuales, o que dispusiese de una capacidad mayor recurriendo a fuerzas y energías disponibles en la naturaleza, como el electromagnetismo o las frecuencias sonoras, al menos para ciertos fines.
En cualquier caso, algunos vestigios de dicha civilización pervivieron y dejaron esas huellas en muchas maravillas del mundo antiguo.

viernes, 5 de noviembre de 2010

LA CRIPTA OCULTA DE KHUFU

¿Un edificio de 150 metros de altura, con una planta en la que cabrían siete campos y medio de fútbol y apenas contiene en su interior tres habitaciones y varios pasillos?

Desafortunadamente, desde que en el primer tercio del siglo XIX se descubrieran las cámaras de descarga, situadas ocultas en la sillería sobre la Cámara del Rey, no se han vuelto a producir hallazgos semejantes… Hasta que en 2002 el circo mediático organizado por el Dr. Hawass y la National Geographic presentó al mundo “en directo”, la perforación de la enigmática losa que tantos meses llevaba ocupando espacio en los periódicos.
Obturaba el final del canal estelar sur de la Cámara de la Reina y tras ella apareció un diminuto hueco de 20 cm de ancho por 50 de profundidad. Gran decepción para los que esperaban hallar la cámara de los secretos. La reciente publicación en Francia –el pasado primero de septiembre– del libro Khéops, la chambre secrète, escrito por un par de “aficionados” franceses, como afablemente los calificó Hawass, ha vuelto a generar el mismo interés por parte del público.
No es de extrañar, pues en él afirman haber localizado el emplazamiento, oculto bajo la Cámara de la Reina, de la cripta de Khufu. En su interior, suponen, se encontraría intacto el cuerpo del faraón. Hawass, la máxima autoridad política egipcia en cuestiones arqueológicas, sólo por debajo del ministro de cultura, se niega a dejarles comprobar físicamente su teoría: “Soy el guardián de los monumentos egipcios. Si dejo que sigan adelante la historia me juzgará. No se puede conceder permiso para hacer agujeros en las pirámides por una simple teoría”. No obstante, Gilles Dormion y Jean Verd’hurt, no son precisamente dos “aficionados” cualquiera; su trayectoria como estudiosos de las pirámides viene de lejos y cuenta con algunos logros muy interesantes. Unos exitosos antecedentes que las actuales autoridades egipcias no parecen querer reconocer. Y es que fue a mediados de los 80 del pasado siglo cuando Dormion, formando equipo con su colega y amigo, el arquitecto Jean-Patrice Goidin, visitó la Gran Pirámide como turista.
Una vez en su interior, la pareja estudió los detalles de la misma con ojos de expertos en la construcción de edificios. No tardaron en apreciar una serie de “incongruencias arquitectónicas” que les hicieron suponer la existencia de varias cámaras ocultas. La más notable de esas “extrañas” decisiones constructivas se daba en las cámaras de descarga, que en modo alguno servían para aliviar la presión soportada por la cámara del sarcófago, como se daba por sentado. Otro detalle que les llamó mucho la atención fue la peculiar disposición de la sillería en una parte concreta del pasillo de acceso a la Cámara de la Reina.
Allí, a lo largo de varios metros, los bloques están dispuestos unos sobre otros, de tal modo que sus juntas se continúan de arriba abajo sin interrupción, lo que hace que la presión siga una misma línea de descarga y debilite enormemente la cohesión del muro. A esto se unieron detalles como el extraño dintel doble existente sobre la entrada a la pirámide y la peculiar distribución en altura de la Gran Galería. Así pues elaboraron una teoría arquitectónica, según la cual al norte de la Cámara del Rey, embutida en la masa del monumento, se encontraría la verdadera cripta real. Su presencia allí era posible por la bóveda a dos aguas con la cual termina la última de cámaras de descarga; al estar situada mucho más arriba que la Cámara del Rey, la bóveda liberaba de presiones una zona amplia al lado de ésta, que es donde cabría esperar la cripta oculta.
El acceso original sería un supuesto pasillo que nacería justo encima de la entrada a la pirámide –protegido por el doble dintel–. Éste moriría al llegar al muro norte de la Gran Galería, cuyo inmenso hueco se salvaría merced a un suelo provisional de madera, anclado en las misteriosas entalladuras de la Gran Galería. Un acceso oculto en la pared oeste del extremo final de la Gran Galería permitiría llegar a la supuesta cripta. Por su parte, la extraña disposición de los bloques del pasillo de acceso a la Cámara de la Reina serían un medio para indicar que, tras ellos, existían una serie de habitaciones, de las que no se tenía noticia.
Llevados por el entusiasmo de una teoría que les parecía bien argumentada, solicitaron el preceptivo permiso de las autoridades egipcias para realizar estudios de microgravimetría en puntos concretos del interior. Si los aparatos detectaban algún tipo de anomalía allí donde ellos situaban las cámaras y pasillos ocultos, ello indicaría la existencia de huecos allí donde los habían supuesto. Las pruebas se realizaron en agosto de 1986 con ayuda de dos empresas francesas –EDF y la Compañía Francesa de Prospecciones Geofísicas– expertas en estas cuestiones.
Los resultados fueron negativos en la Cámara del Rey y en el supuesto segundo pasillo de entrada; en cambio, en el que discurre hacia la Cámara de la Reina los instrumentos dieron una medición tan llamativa que no cabía otra cosa que proseguir la investigación por medios menos sutiles. Así lo entendieron entonces las autoridades egipcias, que concedieron permiso a los franceses para realizar tres microperforaciones en la pared oeste del pasillo. Asegurada la estanqueidad del procedimiento –si existía una habitación era del máximo interés no dejar que entrara aire moderno que contaminara la atmósfera de la antigüedad allí preservada–, las sondas encontraron una capa de arena de cuarzo, demostrando parcialmente la exactitud de la hipótesis de los franceses.
Poco después, en 1987, un equipo de la universidad japonesa de Waseda realizó estudios semejantes por medio de un escáner de ondas electromagnéticas. Sus conclusiones respaldaron la medición de los franceses y se concluyó que la supuesta cripta escondida junto a la Cámara del Rey no existía. En cambio, en el pasillo de acceso a la Cámara de la Reina los resultados sí fueron concluyentes. Los aparatos detectaron, a metro y medio de profundidad bajo el corredor, una cavidad de entre 2,5 y 3 m de altura que parecía estar rellena de arena y que, además, parecía prolongarse desde el corredor hacia la pared oeste, es decir, justo donde los franceses encontraron la arena de cuarzo. Todavía más llamativo e impresionante fue el resultado en la propia Cámara de la Reina.
Allí los japoneses descubrieron que, casi en la esquina oeste de la pared septentrional de la habitación, tras un primer bloque de 3 m de grueso, los instrumentos indicaban el nacimiento de un pasillo de 1 m de anchura, 1,5 m de altura y unos 30 m de longitud. Por asombroso que parezca, fue entonces cuando las autoridades egipcias decidieron que no convenía continuar la exploración por medios intrusivos, negándose así a comprobar la posible existencia –firmemente fundada– de una nueva habitación en la pirámide. Como vemos, el de los franceses no se trató de un éxito completo.
Podríamos suponer entonces que Hawass tiene razón, que no fue sino la suerte del principiante, no existiendo razones de peso para conceder credibilidad ninguna al nuevo trabajo de Dormion y Verd’hurt. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los dos “aficionados” franceses sí merecen crédito, pues sus trabajos posteriores tuvieron un éxito que sólo se puede calificar de espectacular: encontraron cámaras ocultas en una pirámide que se pensaba completamente explorada…



Más estudios sobre el terreno

Habiendo realizado en la pirámide de Meidum estudios arquitectónicos semejantes a los efectuados una década antes en la Gran Pirámide, Dormion y Verd’hurt llegaron a la conclusión de que en ella también existían ciertas anomalías arquitectónicas. En el interior de la misma hay una única cámara funeraria –cubierta con una falsa bóveda– y justo antes, al final del corredor descendente de acceso, dos recesos consecutivos.
Dado su tamaño y la disposición de los bloques planos que los cubrían, se trataba de espacios que sólo podían existir sin derrumbarse de haber encima algún sistema de descarga de la presión. El Dr. Gaballa Ali Gaballa –antecesor de Hawass– quedó convencido por el informe preliminar de los investigadores franceses; por ello les concedió permiso para realizar un minúsculo agujero en la pared norte de la chimenea de acceso a la cámara funeraria, aprovechando las fracturas de los bloques de esa zona.
El resultado fue el esperado: justo detrás había una pequeña oquedad. Seguidamente se realizaron tres perforaciones semejantes –de unos 16 mm de diámetro cada una–: una en el techo de cada receso y la tercera a 12,56 m del extremo final del corredor descendente de acceso. Gracias a ellas se pudo localizar todo un nuevo sistema de cámaras ocultas, estudiadas mediante un endoscopio.
Encima de cada receso existía, como habían supuesto, una cámara de las mismas dimensiones que estos. Al estar techadas con una bóveda por aproximación de hiladas, el receso bajo ellas quedaba protegido de la tremenda presión del núcleo de la pirámide. La segunda de estas cámaras recién descubiertas, la más cercana a la salida, se comunica a su vez con un largo pasillo de unos 15 m que se extiende justo por encima del corredor descendente de acceso; también su techo está formado por una bóveda por aproximación de hiladas. Como vemos, el sistema de estudio de Dormion y Verd’hurt consiguió aquí un éxito innegable, que fue presentado a la comunidad científica en el “8º congreso Internacional de Egiptólogos” del año 2000. Apoyadas en su éxito, las autoridades arqueológicas egipcias les concedieron permiso para realizar nuevos estudios arquitectónicos en la Gran Pirámide.
Estos les llevaron a detectar nuevas anomalías, hasta entonces no apreciadas, explicables sólo merced a la existencia de una cámara sin descubrir situada bajo la Cámara de la Reina. Su interés por comprobar la validez de sus sospechas por medios científicos les llevó a realizar nuevas mediciones microgravimétricas. La encargada de las mismas fue Safege, una empresa francesa especialista en estudios de resistividad del terreno mediante el uso del geo-radar.
Las mediciones corrieron a cargo del ingeniero Jean-Pierre Baron, que no es un recién llegado a este tipo de trabajos. En 1987 ya estudió la Gran Pirámide, ayudando después a descubrir en Sakkara las nuevas pirámides de Pepi I, desconocidas hasta entonces por estar completamente enterradas en la arena. El resultado de sus mediciones puso de manifiesto una anomalía.
Por su distancia, orientación y dimensiones correspondía perfectamente con el corredor ya localizado de forma teórica por Dormion y Verd’hurt y que supuestamente conduciría a la nueva cripta. Ahora les toca a las autoridades egipcias tomar una decisión al respecto. Es cierto que Hawass no es el único en considerar poco probable la hipótesis. Son varios los egiptólogos y arqueólogos que se han mostrado contrarios a la misma.
Aidan Dodson, que da clases en la Universidad de Bristol, considera “inconcebible la idea de que todavía queda por descubrirse la cámara funeraria dentro de la pirámide. Arquitectónicamente, no hay ninguna razón por la que deba existir un corredor bajo la Cámara de la Reina. La cámara funeraria se ha conocido desde siempre”. Otros en cambio, como el director del Collège de France, Nicolas Grimal, le conceden cuando menos una cierta verosimilitud. En realidad, para comprobar la idea de los franceses no es necesario hacer demasiados destrozos; bastaría con pasar un cable de fibra óptica entre los huecos ya existentes en algunos bloques.
Hawass se niega a ello, a pesar de que así se podría comprobar con mínimo daño si existe el teórico corredor. A pesar de todo, lo innegable es que a Hawass le asiste todo el derecho a negarse. La pirámide es un monumento egipcio y son las autoridades correspondientes del país árabe quienes tienen completa potestad para decidir cómo tratar su patrimonio.
“Se trata de alucinaciones –dice Hawass–. Me encuentro con teorías como ésta todos los días. No son más que aficionados y nosotros, los científicos, debemos proteger de ellos a las pirámides”. Claro, que cuando se trata de realizar sus propias investigaciones, no parece que tenga demasiado en cuenta este loable deseo de proteger la Gran Pirámide de los taladros.
¿Cómo entender si no que autorizara la perforación de la loseta que tapaba el extremo del conducto estelar sur de la Cámara de la Reina? Es cierto que era un objetivo visible y que permitió descubrir un hueco desconocido hasta entonces; pero también lo es que como resultado de ello se partió el único engarce de cobre que quedaba intacto en la loseta… “Si estuviera seguro de que se iba a producir un descubrimiento, diría que sí enseguida –continúa Hawass–; pero las pirámides son como el cuerpo de los egipcios: no se pueden hacer agujeros de forma inconsiderada”. Excepto cuando son “necesarios”, claro está…